La idea de esta iniciativa es que podáis utilizar este blog como un Cuaderno de Campo Personal. Consultando su información y datos técnicos relativos a los itinerarios y sus singularidades estudiadas. En especial, sobre aquellas anécdotas que más os hayan podido llamar la atención. Visitadlo con relativa frecuencia, para refrescar la memoria. Podéis participar y resolver vuestras dudas comentando las diferentes publicaciones ¡Ánimo pues! Que para ello estamos.
Este es vuestro sitio. Una ventana permanentemente abierta desde donde podréis contemplar un paradisíaco horizonte natural, embellecido por impetuosos bosques, ríos y montañas. Colmado de innumerables paisajes de ensueño, en constante cambio, en sintonía plena con el ritmo estacional. Leves transformaciones que solo unos pocos tienen la capacidad de percibir y todavía apreciar. Así pues, en cada estación, cada mes, cada día,…en cada preciso instante que finaliza a nuestro alrededor, la naturaleza con su incombustible energía nunca dejará de maravillarnos. De abrumarnos a través de su más ínfimo detalle. El ir y venir de ésa ambigua dimensión que denominamos tiempo. Con su inapelable huella impresa en el derredor y sobre los animados seres que lo habitan. Por muy lejos que podáis encontraros, os animo a que de vez en cuando procuréis conectaros, para ver lo que sucede en por el valle; cómo cambia y se transforma vuestra tierra amiga a lo largo del año. Siempre intentaré transmitíroslo de las mejor manera posible, desde la cercanía y la amistad que entraña un sosegado paseo por el bosque.
Ruego perdonéis el retraso. Cuando el tiempo me lo permita iré subiendo otras excursiones y experiencias que seguro os gustarán por igual ¡Un saludo a todos!
Durante esta breve excursión, paseamos por uno de los míticos valles que ornamentan la comarca montañosa del Alto Oja riojano. Bajo mi punto de vista, éste uno de los enclaves más indómitos y menos conocidos de la Sierra de La Demanda de Ezcaray. En esta ocasión, no nos dedicamos a ascender por las vertientes empinadas de la montaña, sino que realizamos una tranquila caminata transitando por el fondo del mismo valle, entre flamantes praderías, escuchando el animado bullicio del Arroyo de Las Cenáticas, principal afluente formador de esta pequeña cuenca demandesa. Sus alegres corrientes descienden inmaculadas desde las elevadas majadas que aparecen descritas bajo el mismo nombre, siguiendo una orientación Oeste-Este, para terminar desembocando en el río Oja a la altura de la aldea de Posadas. Las antiguas Majadas de Las Cenáticas se localizaban en lo alto del valle de Ayabarrena. En la ladera oriental del collado que separa los montes de Campos Blancos y Torocuervo, ocupando la depresión de un pequeño nicho glaciar. La alineación de dichas cumbres marca la línea fronteriza con la inmediata Provincia de Burgos.
La poderosa umbría de Ayabarrena lentamente recupera sus esquilmados bosques originarios. Arboleda mixta en los prados de Ilontia. Arriba, en lo alto del barranco, podemos ver el Hayedo de Galarcia en plena fase de regeneración natural. Por encima de él, despunta la Peña Morena.
Todavía pueden apreciarse algunos restos de la arquitectura típica serrana en la derruida aldea de Ayabarrena. Actualmente todavía existen dos viviendas que permanecen habitadas durante todo el año. Otras tres se han restaurado y el resto de la aldea se mantiene en ruina. El estudioso de la toponimia Aznar Martínez (Errioxa), propone el significado de Ayabarrena como una composición de origen vasco. Aia-barrena; de Aia=nombre de una zona, derivado de ai=”cuesta, declive” y el artículo –a, más el elemento barren=”abajo, debajo”. -Bajo el lugar, bajo la cuesta, bajo el declive-, serían algunas de las viables traducciones que hacen referencia al antiquísimo nombre bajo el que fundó esta pedanía dependiente del vecino Concejo de Posadas. Otras fuentes señalan una posible raíz de procedencia celta, relacionando el término “Aya” con la aparición en el valle de abundantes yacimientos ricos en metales. Cosa que no resulta descabellada, pues los montes del Oja han gozado siempre de una arraigada tradición minerometalúrgica.
Cuidadas huertas en la aldea de Ayabarrena.
Arquitectura restaurada en la aldea de Ayabarrena.
A parte de las inmejorables vistas circundantes, otro de los atractivos que presenta esta agradable excursión es el precioso sendero a recorrer, pues transita guarnecido entre viejos muros de piedra, tapizándose por una esponjosa capa de hierba y musgo que de forma exquisita alivia el caminar. Esta insólita verada se utilizó tiempo atrás por los habitantes de los valles de Ayaberrena, Posadas y Altuzarra. Empleándose durante sus prestas labores cotidianas. Tradicionales y arduos oficios dedicados a la agricultura y ganadería de montaña, a la caza u otros usos forestales, actualmente en vías de desaparición.
El Sendero Viejo de los prados de Ayabarrena es una de las excursiones clásicas a realizar por el entorno de Ezcaray. Un agradable paseo para disfrutar de las vistas y la naturaleza de la Sierra de La Demanda.
Todos los valles de la comarca del Alto Oja poseían su particular “camino viejo de los prados”. Circulando por la profundidad de cada valle, desde cada aldea, dichos senderos permitían el acceso a numerosas huertas, prados y fincas de siega y regadío. Facilitaban el trasiego de los ganados domésticos, incluyendo el acarreo de otras materias primas que se bajaban azarosamente de los montes; especialmente de leñas, carbón y diversos metales procedentes de la actividad minera. Los pasos que permitían la comunicación entre los distintos puntos del valle se denominaban “pasadas”, y si sus flancos estaban custodiados por pequeñas tapias de piedra entonces se los llamaba “callejas” o “callejos”. Éstos últimos, generalmente, se solían encontrar más inmersos en los dominios del propio monte. Otras construcciones típicas ligadas a este grupo de infraestructuras clásicas, fueron los puentes de piedra. Los mismos, eran empleados para vadear en primavera las corrientes de los arroyos de montaña, permitiendo el acceso a las fincas y pagos que se situaban en las umbrías. Esmeradas canalizaciones se encargaban de recoger y distribuir un valioso recurso hídrico, que se derivaba de los ríos, con la finalidad de irrigar los prados o bien de impulsar el trabajo de molinos, ferrerías, tintes y batanes. Un inteligente trenzado de acequias dosificaba el agua por las heredades durante la época seca del verano, lo que tendía a estimular la producción de pasto para siega o también para el diente del ganado.
Hoy en día, apenas logramos vislumbrar los retazos de un modo de vida que se ha ido desvaneciendo con el paso de los años, cuyos derrumbados restos se aferran a la existencia de una mitificable historia imperecedera. La tenaz vida de nuestros antepasados más recientes. La dura lucha por el existir. Por sobrevivir y saber acomodarse frente un entorno hostil y a menudo despiadado. El fugaz paso del hombre por la Tierra. La romántica comunión con la naturaleza circundante…Sentimentales sensaciones que todavía perduran y pueden saborearse cuando merodeamos inmersos por el interior de estos relictos espacios humanizados. La frondosa invasión del salvaje vergel, termina por decorar lo que se aproxima a una fantástica y deliciosa imagen de cuento de hadas, de otros tiempos ya olvidados.
Los túneles de vegetación, tapizando las viejas veredas y callejas, representan uno de los paisajes más pintorescos y emblemáticos del entorno natural del Alto Oja y sus aldeas. Bajo la romántica avellaneda se despliega algo mágico e indescriptible; es la entrada hacia el Jardín Secreto de la elogiada escritora inglesa Frances Hodgson.
Como bioindicadores culturales del paisaje, estas originales construcciones en piedra no tendrían que considerarse elementos viejos o anacrónicos del mundo rural, pues forman parte del denominado Patrimonio Histórico Artístico del Valle del Oja. Restaurémoslas. Cuidémoslas. No permitamos que sucumban ante el embate de la maquinaria pesada. Perentoriamente deberían permanecer tal y como están, a pesar de su decadencia, demostrándonos la vivaz historia de nuestros rudos antepasados.
Foto de grupo en el Prado Los Hombres, desde donde puede contemplarse un espléndida panorámica del colosal pico Campos Blancos, con sus 2054 metros de altura.
El esquivo Xerocomus pulverulentus, ahora llamado Cyanoboletus pulverulentus, es un hongo integrante de la familia de las boletáceas. Fructifica de forma escasa y localizada en algunos bosques mixtos de avellanos en los fondos de valle, cerca de las riberas, principalmente durante la estación estival. Su rasgo diferencial lo observamos si practicamos una incisión que seccione su carne. Ésta, al ponerse en contacto con el aire, adquiere una coloración azul marino muy intensa con motivo de una sustancia denominada boletol. Especie no comestible, mejor proteger por su rareza.
NATURMENDI says
Muy buena idea este "cuaderno de campo" y que grandes verdades las que dices en esta hoja de él.
Quién crea que por haber hecho un recorrido no lo repita por creer conocerlo ¡que equivocado está!. Si lo días son distintos y lo que no vemos en uno lo vemos en otro, no digamos nada con las estaciones.
En esta no pude estar, bueno supongo que habrá repeticiones.
Bueno, como esta página está en "favoritos" seguiremos acudiendo a ella para ver y leer la Naturaleza de estas maravillosas tierras.
Un fuerte abrazo.
Alberto.
seijastiina says
Very beautiful blog and pictures ♥
Juan José says
Me encanta que os encante.
Alberto. Intentaré repetir este otoño la travesía del valle de Ayabarrena. Los colores de las fresnedas y mostajares de este valle son impreseionantes durante esta estación.