La llegada del buen tiempo primaveral desencadena la aparición de las primeras setas del año. En este caso, me gustaría mostraros algunas de las características más significativas dos taxones saprófitos de apetencias lignícolas. Suelen ser comunes en los linderos y claros forestales, en los que suelen aflorar sobre tocones y otros restos de madera en descomposición. Tradicionalmente se ha venido a incluir dentro del conocido género Coprinus, perteneciente a la familia de las Agaricáceas. Aunque en estos momentos, la comunidad científica ha pasado a clasificarlos dentro de un nuevo género denominado Coprinellus, propio de la familia Psathyrellaceae. Cuestiones de la taxonomía moderna.
Como muchos ya sabréis, la principal característica de este conjunto de especies puede observarse en el aspecto que presentan sus laminillas cuando el carpóforo se encuentra plenamente desarrollado o muy maduro. En concreto, se trata de láminas delicuescentes; es decir, que se “derriten” o disuelven mediante una acción enzimática trasformándolas en un líquido negro pringoso, el cual va goteando desde las mismas láminas hacia la base del sombrero, arrastrando a su vez toda la masa de esporas fértiles.
Los que os enseño a continuación son bastante frecuentes y relativamente fáciles de identificar. Aunque hayan salido en primavera, también suelen encontrarse en otras épocas del año. Crecen sobre sustratos lignícolas, como restos leñosos en descomposición de árboles vivos o muertos, a menudo formando colonias muy numerosas y prolíficas.
*Coprinus micaceus es de color leonado y como su nombre específico indica, la cutícula o piel del sombrero se recubre de una sustancia arenosa a modo de pequeños cristalitos brillantes, que recuerdan al polvo de un mineral micáceo. Suelen visualizarse bien si cogemos un sombrerillo y lo exponemos a contraluz. No es especie comestible. Algunos libros indican que su ingestión acompañada de bebidas alcohólicas puede causar intoxicaciones moderadas, similares a las causadas por el famoso Coprinus atramentarius o seta de los borrachos, aunque estudios recientes advierten sobre la ausencia de coprina en C. micaceus, la toxina que reacciona con el alcohol. Los ejemplares fotografiados crecían en la base de una Robinia pseudoacacia. Árbol foráneo ornamental originario del este de los Estados Unidos.
Antiguo Coprinus micaceus, ahora denominado Coprinellus micaceus o C. truncorum, según los distintos investigadores especializados en este género de Agaricales. Observad los restos del velo universal que recubren la superficie del sombrero a modo de pequeñas escamitas relucientes.
*Coprinus disseminatus es de tamaño minúsculo y de coloración cremosa en estado fresco. El disco o centro del sombrero posee una tonalidad algo más intensa y oscurecida. Cuando crece, suele formar grandes congregaciones en la base de los árboles. Su vida es muy efímera, completando su ciclo reproductivo en muy poco tiempo, ajustándose a unas condiciones de humedad y temperatura muy concretas. Al envejecer, su sombrero se torna de una coloración pardo grisácea. Después adquiere un tinte negro acusado y característico. La escasez de su carne y su reducida talla no invitan a su consumo con fines culinarios. La foto fue tomada en la base de un Ulmus pumila u olmo asiático, plantado en la carretera que sube a Valdezcaray.
Antiguo Coprinus disseminatus, ahora designado como Coprinellus disseminatus. Crece gregario o cespitoso, formando grandes agrupaciones sobre restos de madera putrefactos.
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