¿Quien no ha soñado alguna vez con pasear a través de las evocadoras praderas que decoran las Tierras Altas de Escocia? Se nos vienen a la mente, entonces, esos embriagadores paisajes literarios o de aclamados largometrajes épicos. Escenarios que, desde siempre, han logrado inspirar al ya clásico género romántico medieval; enarbolado por foscos castillos de piedra, extraordinarios mitos y leyendas o por cruentos episodios de heroicas rebeliones desatadas en contra de la tiranía o el deshonor. Si en realidad buscamos una visión, lo más pragmática posible, sobre el genuino tipismo que idealiza a las Highlands escocesas; la imagen auténtica, sin duda, es la del radiante verdor que por estas mismas fechas colorea impolutamente sus adustas montañas y páramos descampados. La tersa y mullida alfombra de hierba, manifiesta su máxima expresión a lo ancho de los numerosos glens que seccionan y vertebran toda esta rústica región británica septentrional.
Los glens, hacen alusión a profundos y alargados valles de montaña, en su mayoría de origen glaciar. Su característica topografía en forma U los diferencia de las gargantas o barrancos fluviales, cuya génesis en V evidencia una marcada erosión hídrica, mucho más reciente y encajonada que la generada por los últimos hielos a finales del Pleistoceno.
Las hermosas montañas que flanquean el famoso valle de Glen Coe, en la región de Lochaber, definen a la perfección la fisonomía y paisaje por donde hace miles de años discurrían gigantescas masas de hielo. Estos valles en artesa, se identifican por su perfil en U, describiendo un fondo aplanado, escoltado por laderas de pendientes muy acusadas. En sus verticales muros, son evidentes los signos de fricción originados por el avance y retroceso de las sucesivas lenguas glaciares.
La ascendencia lingüística de esta peculiar expresión geográfica, ha de buscarse en el gaélico. Una primitiva lengua celta del tronco indoeuropeo, casi extinta, y que todavía hoy se mantiene viva desde el propio Glasgow e Inverness hasta la Isla de Skye, el distrito de Argyll y las Hébridas Exteriores. Procede de la arcaica voz irlandesa Gleann, refiriéndose a un valle profundo o cañada. Y en efecto, estos patentes accidentes orográficos han sido muy útiles en el devenir histórico de la nación escocesa, sirviendo como estratégicas vías de paso que, desde la época de los Pictos, favorecieron la comunicación entre las distantes tribus o clanes diseminados por lo más recóndito de las Tierras Altas.
Fecundos pastos para el ganado trashumante, oscuros lagos y ensenadas marinas, espesos bosques y hasta pequeños asentamientos rurales, ornamentan el bucólico paisaje que, por lo común, define a los principales glens o valles que unifican Escocia. Pasemos pues a conocer cuatro de los más pintorescos y representativos.
Localización de algunos de los glens más importantes y paisajísticos de Escocia.
GREAT GLENN
El Gran Glen, se considera uno de los más grandes e importantes valles de comunicación escoceses. Se corresponde, precisamente, con una falla o línea de fractura de la corteza terrestre, que a lo largo de más de 100 kilómetros y siguiendo una dirección NE-SW, conecta las poblaciones de Inverness y Fort William, seccionando las Tierras Altas por la mitad. Como hitos más relevantes, destacar que dentro de este rosario de valles y lagos profundos encontramos el legendario Lago Ness así como el ocurrente Canal de Caledonia.
El derruido Castillo de Urquhart se asoma desde un precioso saliente a orillas del Lago Ness. Su construcción data a comienzos del siglo XIII, aunque, según vestigios arqueológicos, parece ser que desde la Edad de Hierro ya existía una fortificación en dicho emplazamiento. Es el tercer castillo más visitado de Escocia, entre los más de 2.000 que componen el Patrimonio Nacional.
Desde la localidad portuaria de Fort Augustus, obtenemos una amplia y honda panorámica del mítico Lago Ness. Esta masa de agua, se extiende por unos 39 kilómetros al sureste de Inverness y su lecho llega a superar los 200 metros de profundidad. La ficticia criatura Nessi, más conocida como el Monstruo del Lago Ness, encontró un hábitat ideal donde ocultarse; dentro las oscuras aguas que colmatan este popular lago alargado. La misteriosa turbidez de sus aguas se debe a que presentan un alto contenido en turba disuelta, procedente de la escorrentía de los suelos y montes colindantes.
El Canal de Caledonia constituye una vía navegable que, empleando una sucesión natural de valles y lagos a través del Gran Glen, logró conectar la costa escocesa oriental de Inverness con la occidental cercana a Fort William. Su construcción se inició en 1803, de la mano del ingeniero Thomas Telford, finalizándose diecisiete años después, en 1822, con un calado insuficiente de unos 14 pies (4,26 metros). Hubo otras remodelaciones posteriores entre 1844 y 1847. La idea era que los marinos no tuvieran que emprender una ruta mucho más larga y peligrosa bordeando toda la costa norte de la isla. Antes de la llegada del ferrocarril, éste era el camino más rápido para viajar desde Inverness hasta Glasgow capital.
El mayor problema con el que lidiaron los diseñadores y constructores del Canal de Caledonia, fue el notorio desnivel que tuvieron que salvar a lo largo de toda la obra. Una diferencia de cota condicionada constantemente por la abrupta topografía que imponían los casi 100 kilómetros de canal navegable a través de la gran falla. Un total de 29 esclusas regulan la navegación por medio de varios tramos instalados a distinto nivel. La escalera de esclusas de Fort Augustus baja las embarcaciones a la altura del Lago Ness. En la actualidad esta ruta se emplea con fines fundamentalmente turísticos.
GLEN COE
Es uno de los lugares que no deben dejar de visitarse si se viaja a Escocia. A pesar de verse surcado por una carretera asfaltada y de encontrarse masificado en algunos puntos escénicos de aparcamiento, la belleza del lugar resulta indescriptible. Entre sus abrumadoras montañas, encontramos algunas de las más bonitas y prominentes de Escocia; como el Buachaille Etiv Mor, que abre el valle por el este, o las crestas del Bideam nam Bian, que lo cierran por el oeste, a los que se unen los sugerentes espolones que conforman las Three Sisters.
Los fantásticos monolitos que definen los picos de Las Tres Hermanas, forman parte de una antigua caldera volcánica cuya erupción se estima hace unos 400 millones de años. En sus verticales contrafuertes abundan rocas magmáticas como la andesita, la riolita o el granito. Helechos y brezales entretejen el verde y lustroso tapiz que reviste estos magníficos montes voluptuosos.
Las Tres Hermanas, alineadas de este a oeste: Beinn Fhada, Gearr Aonach y Aonach Dubh.
En este escenario tuvo lugar la trágica Masacre de Glen Coe, auspiciada tras los levantamientos Jacobitas que alentaron a numerosos clanes a alzarse en favor del heredero al trono de Inglaterra y Escocia Jacobo II. En la madrugada del 13 de febrero de 1692, hombres, mujeres y niños del clan Mac Donald fueron ejecutados por sus vecinos rivales los Campbell, en un despiadado acto de traición bajo el motivo de haber tardado demasiado tiempo en prestar lealtad al nuevo rey de Inglaterra Guillermo de Orange. Tras quemar sus hogares, los pocos que lograron huir, morirían de frío haciendo frente a las duras condiciones del invierno en la montaña.
Un itinerario fácil y que bien merece la pena inspeccionar, es el que nos adentra hasta el secreto Hidden Valley o valle oculto. También conocido como Lost Valley o valle perdido. Se trata de un corto sendero que asciende a la vera de un boscoso torrente de montaña, hasta alcanzar un estrecho valle glaciar colgado (ver ejemplo). Su nombre se debe a que era utilizado por miembros de los Mac Donalds para esconder ganado en lo alto del monte, propio o robado, sin que pudiera ser avistado con facilidad desde la zona baja del valle.
La estrecha cañada por la que subimos al Hidden Valley, se halla guarecida por los paredones volcánicos de dos de las Tres Hermanas. Los vértices de Beinn Fhada y Gearr Aonach. Las antiguas coladas de lava, forman estrechas fallas o canales muy apropiadas para la escalada en hielo durante el inverno en varios puntos de Glen Coe.
Este itinerario, con tiempo soleado y buenas vistas, es pero que muy bonito y aconsejable. Verdes bosques de abedules y serbales, umbrías cubiertas por frondosos helechos, grandes rocas erosionadas por el hielo, elegantes picos despuntado sobre las alturas y el agua corriente que discurre por el barranco, dibujando relucientes pozas y cascadas.
GLEN FINNAN
La inolvidable imagen de Glen Finnan, situado también en la región del Lochaber de las Tierras Altas, nos obsequia con una de las mejores recreaciones pictóricas del tradicional paisaje escocés, con todos sus matices y elementos etnográficos que lo embellecen y caracterizan. La bellísima estampa de este enclave, desde cualquier ubicación, es digna para una postal de recuerdo.
El pequeño núcleo rural se emplaza a la orilla del Loch Shiel o Loch Seile, de 28 km de largo y 120 m de profundidad máxima. La topografía e historia geológica de este lago con aspecto de fiordo, nos revela que sus aguas terminaron estancándose y separándose de la costa al final de la última glaciación, cuando los depósitos glaciares bloquearon su salida natural hacia el océano. Las montañas que lo rodean son algo más bajas que las que se extienden por otras áreas montaraces de las Highlands y se denominan Corbetts. Los Corbetts se clasifican entre los montes escoceses cuya altura se erige entre los 2500 y 3000 pies (762-914,4 m), además de por presentar una prominencia de al menos 500 pies (152,4 m). La primera lista fue compilada por escalador John Rooke Corbett, que ascendió y catalogó unos 220 en toda la nación.
Idílicas panorámicas saltan a la vista cuando paseamos por las serenas y relajantes orillas del Loch Shiel.
Otro punto de interés en Glenfinnan es el viaducto del ferrocarril West Highland, mundialmente conocido por ser el trayecto de la clásica locomotora de vapor Hogwarts Express, en la saga filmográfica de Harry Potter. El trazado de esta vía férrea se sostiene sobre 21 arcos de hormigón, describiendo una armoniosa curva que se funde apaciblemente con los suaves contornos del paisaje.
Desde una ladera adyacente, perfectamente orientada hacia el viaducto, puedes ver pasar al Tren Jacobita dentro de una franja horaria preestablecida. Allí se agolpan fotógrafos y fanáticos de Harry Potter venidos de todos los rincones del mundo. Puedes consultar los horarios en la web oficial del tren.
La Torre Monumento de Glenfinnan fue construida en 1815 en homenaje a los partidarios jacobitas que se revelaron y murieron en favor de la causa del príncipe Carlos Edward Stuart, heredero legítimo al trono de Gran Bretaña como Carlos III de Inglaterra y Escocia. El levantamiento tuvo lugar en el año 1745, con el apoyo de un ejército numeroso conformado por bravos highlanders escoceses, tomando la ciudad de Edimburgo hasta terminar guerreando a las puertas del mismo Londres. La falta de respaldo y de estrategia militar motivo la retirada y posterior derrota de los sublevados en la Batalla de Culloden, a las afueras de Inverness. El Joven Pretendiente, como también se conocía al príncipe Carlos, acabaría huyendo a la isla de Skye con la ayuda de la heroína Flora MacDonald. Una torre de piedra de unos 18 metros de altura, con la figura esculpida de un montañés en su cúspide, conmemora el lugar donde se celebró el histórico pacto entre clanes.
Un circuito de senderos habilita el paso a los mejores puntos escénicos de Glenfinnan. Exuberantes abedulares y corpulentos pinos caledonios componen los frondosos bosques que vegetan en los frescos márgenes del Loch Shiel.
Aparte del ganado doméstico, los ciervos también se encargan de mantener limpios y segados los verdes pastizales que tradicionalmente enmarcan a las Highlands escocesas. En esta bonita composición, cazamos con nuestra cámara de fotos a un macho joven in fraganti, pastando tranquilamente, con las cuernas en formación todavía recubiertas de borra o terciopelo.
GLEN AFFRIC
Terminamos nuestro viaje a través de los glens, visitando uno de los más hermosos y menos conocidos de todo Escocia. La Reserva Natural Nacional de Glen Affric se localiza fuera de los circuitos turísticos convencionales. Desde las inmediaciones del Lago Ness, una carreterilla estrecha nos traslada hasta este apartado y alucinante espacio natural, integrado por majestuosos bosques nativos centenarios, resplandecientes lagos y abruptas colinas herbosas.
Entre longevos bosques de pinos caledonios, las oscuras aguas del río Affric se extienden a través de unos 50 km de recorrido, surcando lagos y angostas gargantas. Desde las montañas del Área Escénica de Kintail hasta su desembocadura en el río Glass al final del valle, próxima a la localidad de Cannich, principal punto de acceso si deseamos visitar esta reserva.
Glen Affric es famoso por albergar la tercera área más amplia e importante de bosque de pino caledonio presente en las islas británicas. El pino escocés, es una variedad antigua del pino silvestre o albar (Pinus sylvestris), cuyas poblaciones se propagaron después del último periodo glaciar, hace unos 10.000-8.000 años. El posterior calentamiento del clima unido a la sobreexplotación humana, devastaron significativamente su distribución hasta unas escasas zonas acantonadas en las gélidas montañas del norte.
A nivel histórico, entre los siglos XV y XIX, estas tierras fueron propiedad del los clanes Chisholm y Fraser de Lovat. En un principio, los suelos pobres y turbosos se dedicaban a la agricultura de subsistencia. A mediados del siglo XVIII, durante la época Victoriana, muchas familias tuvieron que emigrar al verse expulsadas cuando gran parte de los usos tradicionales de sus campos se convirtieron al pastoreo intensivo de ovejas o al establecimiento de nuevas fincas para la caza deportiva de venados. Los ríos se acotaron para la pesca selecta de truchas y salmones. Y así los bosques, fueron talados y su madera vendida para la construcción naval o para alimentar las fundiciones de hierro en aras de una incipiente Revolución Industrial. La popular pintura de “El Monarca de La Cañada” (ver), completada en 1851 por el artista inglés Edwin Landseer, retrata la imagen de un corpulento ciervo real, con doce puntas en sus cuernas, cuya figura resalta sobre las colinas violetas y los cielos acuosos de un desierto aislado, inspirado en los paisajes agrestes de Glen Affric.
La Comisión Forestal compró parte de la finca en 1951 y los guardabosques, dirigidos por el capataz de distrito Findlay Mac Rae, cercaron los últimos restos del bosque original, con el fin de que se regenerasen. Los grandes rebaños de ovejas se redujeron y buena parte de la cabaña de ciervos fue diezmada. La reserva entonces consiguió resembrase ella sola, poco a poco, gracias también a unas directrices de conservación y gestión selvícola adecuadas.
El intenso sobrepastoreo causado por ovejas y ciervos durante una larga etapa, redujo la superficie forestal de Glen Affric hasta mínimos históricos. Grandes pinos aislados, copudos y nudosos, representan los últimos fragmentos de un viejo bosque maltratado. En el argot coloquial se los conoce como “granny pines” o pinos abuelita, ya que suelen exceder los 200 años de edad. Destacan sobre los pinitos más jóvenes y recientes, con visible porte cónico-piramidal, entremezclados con abedules, sauces y serbales de los cazadores (imagen superior). La corteza de los pinos más añosos suele acoger una rica y policromática variedad de líquenes epífitos.
Senderos de ensueño, bajo enormes abedules centenarios.
Glen Affric es el glen de los bosques. Centenarios abedules, álamos temblones, serbales de los cazadores, sauces y alisos, colonizan los suelos húmedos y ácidos que cimentan este formidable paraíso forestal. En Escocia hay declaradas más de 50 Reservas Naturales Nacionales. Glen Affric pasó a formar parte de esta lista en 2002, por sus valiosos bosques autóctonos al ser considerados hogar de una sorprendente variedad de plantas y animales silvestres. Otras distinguidas menciones, son la de Reserva Forestal de Caledonia o la de Área Escénica Nacional. Entre sus especies faunísticas más relevantes, cuenta con la presencia de los últimos urogallos de escocia, gallos lira, el endémico piquituerto escocés, águila real, etc. En las quietas aguas de sus lagos, captura peces la sofisticada águila pescadora y también nidifica habitualmente el colorido colimbo ártico (ver ave).
Una porción importante de esta superficie protegida continúa siendo de dominio privado, aunque el Código de Acceso al Aire Libre Escocés (Scotish Outdoor Acces Code), reserva el derecho de servidumbre de paso para ciertas actividades como caminar, acampar, montar en bici o a caballo, siempre y cuando se respeten los usos y bienes de los respectivos propietarios. Una red de senderos balizados parte desde diversos puntos señalizados en el interior de la reserva. Sugerentes itinerarios que te adentran por el interior del bosque, para fotografiar cascadas, ascender hasta miradores panorámicos, pasear alrededor de ríos y lagos o escalar algún Munro (adjunto folleto informativo). Existen además varias áreas recreativas.
En el entorno de la Reserva Nacional de Glen Affric, encontramos algunos de los bosques mejor conservados de Escocia. Densos pinares, abetales y abedulares forestan los pardos márgenes del lago Beinn a´ Mheadhoin.
En el valle paralelo del río Glass, en gaélico Abhainn Ghlais, entrando por la coqueta pedanía de Tomich, podemos acceder a las Plodda Falls. Un vertiginoso salto de agua de unos 45 metros de caída rodeado por un espeso bosque de coníferas enormes. A principios del siglo XX, el terrateniente y propietario de la finca Lord Tweedmouth, plantó una gran cantidad de abetos de Douglass, alerces y sequoias rojas, y que ha día de hoy sobrepasan los 60 metros de talla.
Una plataforma de madera facilita el acceso y vistas sobre las impresionantes cataratas Plodda Falls. Los bosques sombríos y las oscuras lastras de roca, cubiertas por musgos empapados, hacen de este enclave uno de los sitios más bonitos y enigmáticos de Glen Affric. Recomiendo realizar el sencillo Tweedmouth Trail, de unos 2,5 km de largo, por el interior de esta sobresaliente masa de bosques.
Gigantescos abetos de Douglass (Pseudotsuga menziesii), plantados en la década de 1880, enaltecen el entorno boscoso de Plodda Falls.
Este bosque húmedo sirve de hábitat a diversos anfibios como la rana bermeja (Rana temporaria). En días lluviosos podemos observarla en las proximidades del sendero. Bien reproduciéndose o cazando lombrices que extrae de entre la tierra parda del abetal.
Típica estampa rural en las inmediaciones del pueblito de Tomich.
Cuidadas y elegantes edificaciones de estilo victoriano adornan las calles del casco urbano de Tomich. Las pocas casas que componen el pueblo se construyeron a la par que la finca señorial de Guisachan, adquirida por Lord Tweedmouth hacia mediados del siglo XIX. La noble y familiar raza canina Golden Retriever fue criada por primera vez en esta hacienda cercana a Tomich.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE VIAJES Y ESCAPADAS CON SILVESTRES EZCARAY
ALGUNAS FUENTES CONSULTADAS
Deja una respuesta