Los últimos días tormentosos han dado paso al impresionante fenómeno natural de LA BERREA DEL CIERVO. Un espectacular despliegue de fauna salvaje que se ve regida por su propio instinto reproductor, donde el ciervo macho exhibe sus mejores alardes con el fin de conquistar al mayor número posible de hembras, asegurando así la persistencia de su exclusivo legado genético.
La primera regla del juego para poder observar la berrea en las mejores condiciones, es mantener siempre una distancia mínima de seguridad. De esta manera evitaremos molestar a los animales en el momento más sensible de su ciclo de apareamiento. Para ello se recomienda el uso de material óptico de mediana calidad, que disponga de amplios focales. Un buen zoom, en el caso de un telescopio o una cámara digital, nos permitirá obtener unas más que aceptables visualizaciones desde largas distancias.
Poco a poco, durante esta segunda quincena del mes de septiembre, los ardorosos bramidos irán progresivamente en aumento, inundado por doquier los parajes montaraces de la Sierra de La Demanda. Su estruendoso eco retumbará al relente de la noche, en el umbral del bosque callado. También resonará potente en los altos y collados de sierra, aprovechando el suave frescor de la otoñada nocturna, que dulcifica y mulle el viejo pasto agostado.
“La berrea del ciervo se considera uno de los espectáculos más carismáticos ofrecidos por la fauna ibérica. Nuestros montes atraen a visitantes de todos los rincones de España; cazadores, fotógrafos y aficionados a la naturaleza de toda índole, todo ello bajo el incomparable marco de la Sierra de La Demanda riojana”.
La ronca y profunda voz lucha por definir y proteger las fronteras de un hospitalario espacio territorial. Estratégico enclave que atesora las mejores condiciones en cuanto a alimento y refugio se refiere, circunstancias que estimulan a su vez el acercamiento de las recelosas ciervas.
Pero la berrea no solamente nos sorprende con su estrepitoso concierto sonoro. La brama del ciervo es capaz de generar muchas más sensaciones. La sobresaliente silueta del titánico luchador, armado con su apuntada cornamenta. Los multitudinarios y fértiles harenes de hembras dispuestos al amor. La atenta expectación de jóvenes y crías, prestas al aprendizaje. Las encarnecidas embestidas que sólo unos pocos tienen la suerte de asistir, etc. Y como telón de fondo, los espectaculares paisajes otoñales de la alta montaña ibérica, concediéndonos inmaculadas tomas fotográficas caracterizadas por sus vivos colores y nítidas formas.
Durante el principio de la estación otoñal, bien regulada, la berrea del ciervo supone un estupendo aliciente que incita a la práctica del Turismo de Naturaleza en La Rioja. Una sugerente alternativa de viaje que en estos momentos la encontramos en pleno auge y que perfectamente puede servir para dar a conocer los valiosos recursos culturales y medioambientales que atesoran nuestras comarcas rurales de montaña.
“La observación pacífica de la Naturaleza resulta una actividad gratificante, a la vez que didáctica y reconfortante”.
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