SENDERISMO EN LA PALMA. Cada vez somos más los que elegimos dedicar nuestro tiempo libre a la práctica de senderismo o pretendemos disfrutar por igual haciendo Turismo de Naturaleza, pero, ¿qué solemos requerirle a una clásica ruta de media montaña cuando viajamos a explorar lugares desconocidos en busca nuevas sensaciones? Pues que tenga un poco de todo, ¿no creéis? Buenas vistas y panorámicas, sugerentes valles, montes o montañas, bosques vivos y bien conservados, agua discurriendo por arroyos puros y cristalinos, vertiginosas y resonantes cascadas, biodiversidad en todos sus sentidos, componentes etnográficos y culturales, acceso, seguridad, información complementaria, incluida una correcta señalización y limpieza del entorno… Ante todo, lo más completa y cuidada posible ¿O no es así?
Pues resulta que el popular Sendero de Los Nacientes de Marcos y Cordero, que te adentra alguno de los parajes más prístinos y dantescos del Parque Natural de Las Nieves, en la isla canaria de La Palma, dispone de todos estos elementos didácticos, paisajísticos e infraestructuras perfectamente acondicionados para el esparcimiento y uso público. Por ello, no es de extrañar que haya sido catalogada como una de la rutas de senderismo más espectaculares e imprescindibles de las Islas Canarias, de nuestro país e incluso me atrevería a decir que del mundo entero también.
El Sendero de Los Nacientes de Marcos y Cordero se considera una de la rutas paisajísticas y culturales más impresionantes y concurridas del archipiélago canario. Su precioso trazado, acompaña en su recorrido a toda una obra de la ingeniería hidráulica de principios del siglo XX. Siguiendo una red de canales magistralmente adaptada a la soberbia configuración orográfica del Volcán de Taburiente, en la que el protagonismo absoluto recala en el AGUA; acantilada y vital, fluyendo por todas partes.
En relación con lo anterior, no os voy a ocultar que patear este épico sendero fue uno de los principales alicientes que nos animó a acercarnos por primera vez hasta la Isla Bonita, atraídos por la fabulosa exuberancia de su Monteverde así como por su eminente cresterío de jóvenes volcanes escarpados. Y tal fue nuestra satisfacción, que os puedo asegurar que volveríamos a repetir completamente encantados ¿Motivos…? Acompañadnos durante este artículo y vosotros mismos podréis corroborar lo fascinante y atractivo de este privilegiado enclave montañoso, único en Macaronesia.
La Isla de La Palma puede y ha de conocerse a través de su dilatada red de senderos, la cual se encuentra articulada mediante un Sendero Europeo, el E7, 2 GR o Senderos de Gran Recorrido, 38 PR o Senderos de Pequeño Recorrido y 24 SL o Senderos Locales, sumando en su conjunto más de 1.000 km balizados y señalizados…Creedme. Si planificáis un viaje a esta isla, os costará elegir entre tantos y tantos caminos o veredas por recorrer.
El anhelado sendero surca la zona alta de la antigua Finca de La Canal y Los Tiles, declarada primera Reserva Mundial de la Biosfera de las Islas Canarias en 1983. Después, el dominio de la misma reserva se extendería a la totalidad de la Isla de La Palma. El enorme y variopinto interés botánico que atesora este emplazamiento, preservando algunas de las mejores muestras del bosque de Laurisilva de la región de Macaronesia, motivó tres años después a su protección bajo la declaración del Parque Natural de Las Nieves, en 1987. Actualmente el centro de visitantes se ubica en el fondo del barranco, junto al Área Recreativa de Los Tilos. Su ratio de visitas ronda los 50.000 turistas al año.
El Sendero de Los Nacientes, toma su nombre de dos surgencias de agua que borbotean de manera ininterrumpida desde el interior de la mole volcánica, en lo más alto de las frondosidades del Bosque de Los Tilos, para seguidamente ser impulsadas a lo largo de los cañones del Barranco del Agua. Describiendo un espumoso hilo vertical que se precipita y abre paso entre imponentes muros de basalto, abarrancándose por torrentes encajonados, cual precipicios que sobrevuelan un abismo de selvas relictas y palpitantes. Así se de agreste y salvaje se nos presenta la cara norte de la Caldera de Taburiente, declara Parque Nacional en 1954. El Barlovento que recibe la influencia tonificante de la fresca nube de los alisios procedente del nordeste. Henchida de humedad. Siendo origen de las tan decisivas precipitaciones horizontales, responsables del mantenimiento de este lozano vergel paleotropical y de los acuíferos subterráneos que amablemente surten de agua al conjunto de la isla.
Nacientes o madres es como denominan los isleños a los manantiales de agua que afloran desde la propia matriz de la montaña. Los sucesivos diques volcánicos, formados por el enfriamiento súbito de las coladas de lava, actúan a modo de estratos impermeables, impidiendo la infiltración del agua a través de las distintas capas de rocas basales. Debido a esto, los sedimentos inferiores acaban saturándose y el agua emerge a la superficie precipitándose desde los puntos más inverosímiles. En la imagen Naciente de Marcos.
Nada más nacer, las aguas del Naciente de Marcos son desviadas de su cauce natural y canalizadas a través de un pequeño reguero que las conduce hasta una esmerada acequia de hormigón. El agua desciende poderosa desde más de 30 metros de altura, lo que favorece el flujo hídrico laminar a lo largo de las subsiguientes canalizaciones. El caudal promedio de sus fuentes se ha estimado en unos 90 l/s, considerándose uno de los más prolíficos de las Islas Canarias.
Las aparatosas canales, reconducen el agua atravesando las paredes verticales de la montaña. Para ello, las obras se sirvieron de una red de túneles por donde el agua discurre acanalada, casi a nivel, hasta el edificio de la Casa del Monte, situado a unos 5,5 kilómetros de distancia. Durante este trayecto, la caída de agua salva una diferencia de cota de unos 200 metros. Los orificios que se aprecian en la imagen se denominan troneras, y hacen las veces de sumideros en el caso de que las galerías se colapsen por un exceso súbito de caudal.
Grupo de senderistas andaluces acercándose al Naciente de Marcos. Imagen característica de las selvas templadas de laurisilva: agua y vergel forestal.
El Naciente de Cordero se sitúa más arriba del de Marcos, a unos 1420 m.s.n.m. Su dimensiones son más modestas y posee menos surgencias, aportando en su conjunto un caudal promedio inferior, estando estimado en unos 30 l/s.
LA HISTORIA DEL APROVECHAMIENTO DEL AGUA
Debido a sus características climáticas y geológicas, el agua dulce en el archipiélago canario siempre se ha considerado un recurso valioso a la vez que limitado. Así lo conocían los primeros habitantes de la Isla de La Palma, los Benahoaritas o Auaritas. Esta tribu aborigen, emparentada genética y culturalmente con los Bereberes del norte de África, decidió ubicar parte de sus emplazamientos poblados en el entorno de lo que se conoce hoy por los municipios de Los Sauces y San Andrés. En un paraje que ellos mismos denominaron Adeyahamen, cuyo significado es “debajo de las aguas”. Lo que nos indica la importancia estratégica que desde tiempos inmemoriales poseía dicho asentamiento en relación con el aprovechamiento y uso agrícola del agua que “nacía” de los montes. Pues, precisamente, era éste el lugar dónde confluía de forma permanente todo el flujo hídrico que se encauzaba desde las distantes cabeceras de los barrancos, salvando un prominente desnivel superior a unos 1.000 metros elevación. Así, la red fluvial que manaba de las montañas y los bosques lluviosos, ponía a disposición de los isleños la necesaria agua de boca y riego, mientras el resto de la isla se tenía por un territorio mucho más hostil, árido y desértico.
Desembocadura del barranco del Agua junto al municipio de San Andrés. En esta antigua estampa, logramos ver el lecho del río, aparentemente seco, acompañando de áreas erosionadas con abundantes depósitos de roca; lo que nos indica que por aquel entonces ya podría funcionar como cualquier otro cauce de tipo torrencial. No obstante, es posible que en el momento de la foto las aguas ya estuvieran desviadas de su corriente natural. Con el objeto de regar los múltiples bancales de cultivo, como los que se observan en el margen izquierdo de la fotografía. Esta imagen forma parte de la exposición que se exhibe en el Centro de Visitantes de Los Tilos.
Tras la conquista europea y su incorporación a la Corona de Castilla a finales del siglo XV, la mayor parte de las tierras y las aguas que aprovisionaban a La Palma pasaron a manos de los nuevos colonizadores, constituyendo heredades cuyos derechos se transmitirían después de padres a hijos. Entre ellos figuraba el que sería uno de los primeros regidores de la isla, el tarraconense Marcos Roberto de Monserrat. Dicha repartición, entre otras cosas, trajo consigo el desarrollo agrícola y económico de la región, a través de la implantación de modernos cultivos foráneos; como la caña de azúcar, la vid o los plátanos. Así, el dominio y control del agua jugaría un papel determinante en los siglos posteriores, ofreciendo a sus propietarios una notable hegemonía social y política. Para ello, los primeros mandatarios tuvieron la obligación de “sacar” el agua de los nacientes y conducirla mediante acequias hasta las tierras bajas de cultivo. Cordero, cuyo nombre se ignora, fue uno de los directores de obras que planificó el drenaje del agua desde la misma desembocadura del barranco, con el fin de distribuirla entre los primeros colonos del municipio de Los Sauces. Después, aquella propiedad del agua quedaría desvinculada del uso de las tierras percibidas e iría privatizándose poco a poco, mediante ventas y donaciones. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, con la promulgación de la Ley Estatal de Aguas, las antiguas heredades se convertirían en comunidades de regantes de domino público. Para esas mismas fechas, la sobreexplotación de los acuíferos habría reducido dramáticamente los afloramientos de agua dulce en todo el archipiélago canario.
El agua que correspondía a cada heredad se repartía “a peso” través de las acequias mediante un sistema de turnos, denominados dulas, cuya cantidad proporcional a cada partícipe dependía del volumen principal que discurría en cada momento, también llamado gruesa de agua. El caudal principal o gruesa de agua, avanzaba por la acequia matriz o real, y desde ésta partían las distintas ramificaciones. Para medir con precisión la salida de agua hacia los diversos puntos se inventaron unas obras de fábrica singulares, denominadas cantoneras, pesadores o cajas de agua (originarios de la isla de Madeira) VER EJEMPLOS.
Las primeras canalizaciones se efectuaron con madera de tea procedente del Pino canario (Pinus canariensis). La tea constituye el corazón del fuste y solo puede aprovecharse, sustancialmente, en los pinos más gruesos. Coincide con el duramen o médula central que sostiene el tronco del árbol. Es dura y resinosa, por lo que aportaba una gran resistencia e impermeabilidad a las acequias que se construían con este material de origen vegetal. En este sentido, también fue muy estimado el leño de Barbuzano (Apollonias barbujana). La ingeniería hidráulica se iría perfeccionando mediante técnicas de excavación reforzada, con albarradas o muros de piedra o recurriendo a obras de fábrica en mampostería ordinaria (argamasa+cantería), como es el caso de los canales que actualmente acarrean las aguas desde los Nacientes de Marcos y Cordero hasta el edificio de la Casa del Monte. Para ello, la acequia se construyó salvando una orografía muy complicada. Calculando un desnivel óptimo y compensado para que el agua lograse fluir por su propio peso y dinámica hidráulica. Así, se perforaron numerosos túneles intercalados con excavaciones a cielo abierto, horadando una estrecha vía que facilitara el paso entre los abruptos acantilados que flanquean la caldera, colgada sobre imponentes precipicios y barrancos, en la que después iría montado el ocurrente canal, junto un sendero aledaño para favorecer el tránsito de los trabajadores; el ahora Sendero de Pequeño Recorrido PR LP 06 Los Sauces-Los Tilos, que nos conduce hasta los Nacientes de Marcos y Cordero a través de un extraordinario recorrido de media montaña.
Acequia de Marcos y Cordero, penetrando en el interior de la montaña.
Apreciad como el sendero atraviesa las verticales paredes de la Caldera de Taburiente.
La construcción de la acequia de los nacientes finalizó en la década de los años 30 del siglo pasado. La prodigiosa obra se llevó a cabo para obtener un mayor abastecimiento en las áreas basales dedicadas al cultivo de regadío, ya que el cauce del Barranco del Agua apenas suministraba el agua suficiente. Finalizada la instalación, los nacientes recibieron el nombre de Marcos y Cordero. Conmemorando la labor de estos dos ilustres personajes relacionados con la historia y la cultura de los primeros aprovechamientos hidráulicos llevados a cabo en la Isla de La Palma.
Del edificio de la Casa del Monte, el agua es desviada hasta la Central Hidroeléctrica de El Mulato, la única de su tipo construida en las Islas Canarias. La misma se halla ubicada en la zona baja del Barranco del Agua, próxima al Centro de Visitantes de los Tilos. Comenzó a operar en 1955, suministrando electricidad hasta el año 2002. El cauce natural del barranco se drenó con motivo de tales aprovechamientos en la década de los cincuenta del siglo pasado.
La visitada Cascada de Los Tilos también se halla en las inmediaciones. Sin ánimo de restarle interés, cabe decir que, en la actualidad, el origen de este idílico salto de agua resulta artificial. Su caída procede de un sifón conectado a un circuito cerrado que cuenta con un deposito acumulador subterráneo y un equipo de bombeo. Aún así, las obras de restauración, ejecutadas en 2003, han conseguido recuperar el valor histórico, cultural y natural de este entorno sin igual.
EXPLORANDO LA LAURISILVA. CAMINADO BAJO EL BOSQUE NUBLADO
Durante el descenso, tras vadear el Barranco del Agua, el recorrido te adentra en uno de los bosques de laurisilva mejor conservados de las Islas Canarias. El Bosque de Los Tilos fue adquirido por el Estado y declarado Reserva Mundial de La Biosfera además de Parque Natural con el fin de preservar sus exclusivos valores ecológicos y florísticos. Antes de esto, las talas y roturaciones para favorecer el pastoreo de cabras y ovejas, así como los cultivos de papas o patatas, habían diezmado la superficie del Monteverde hasta su práctica extenuación. Tras unas décadas de protección, la recuperación espontánea del bosque ha resultado asombrosa.
Las laurisilvas se encuadran dentro del gran Bioma de las Selvas Templadas o nubladas, características de la Región Biogegráfica Macaronésica, donde también están englobados los archipiélagos de Las Azores, Madeira, Islas Salvajes, resto de Canarias y Cabo Verde. Las selvas templadas cubren importantes extensiones en nuestro planeta; en el sureste de los EE.UU, Sudámerica, África, Asia y Oceanía (ver mapa). Su formación y diversidad vegetal ocupa una situación intermedia entre los bosques tropicales, mediterráneos y templados.
Como su nombre indica, la Laurisilva se corresponde con una selva de laureles. No es porque predomine exclusivamente este grupo botánico en sus bosques, sino porque la mayor parte de las especies que los pueblan poseen una morfología foliar laurifome; hojas muy parecidas a las de los representantes de la familia de las lauráceas, donde por igual se adscriben los laureles. Inteligente rasgo que las permite aprovechar de manera eficaz la humedad ambiental que generan las nieblas. Beneficiándose de la condensación atmosférica que, acto seguido, se traduce en precipitaciones horizontales, cuando la nube húmeda de los alisios impacta contra la frondosa vegetación de montaña, a cierta altura sobre el nivel del mar.
Hojas lauroides en un joven acebo canario Ilex perado. Perennes y muy frondosas, para atrapar y condesar la humedad ambiente. Su superficie además es lustrosa, encontrándose encerada, para que el agua deslice con facilidad hacia el ápice. Por ello, están provistas de un nervio central acanalado, que recoge las gotitas de niebla y las conduce hacia una punta goteo, localizada en el extremo final del limbo. Y de ahí al suelo, empapándolo de manera homogénea y progresiva.
Las laurisilvas se extendían por el gran parte del Sur de Europa y la Cuenca del Mediterráneo antes de las glaciaciones cuaternarias, durante el Terciario, cuando en la península imperaba un clima de ámbito subtropical. En la actualidad, estos bosques sólo sobreviven en espacios relictos o refugios aislados donde tiende a reproducirse un “paleoclima” similar al del Mioceno. En Las Canarias y algunos puntos de la geografía peninsular, resisten únicamente en enclaves topográficos protegidos, con microclimas hiperhúmedos y templados. En la Isla de La Palma, la selva lauroide se propaga entre la cota de los 500 y los 1.100 m de altitud, donde el alisio del nordeste descarga y reparte precipitaciones que van desde los 700 hasta superar los 1.000 mm anuales.
El clima suave y apacible que predomina en sus hábitats hace que en el Monteverde dominen las especies de hoja perenne. En función de las condiciones ecológicas locales, en cada zona predominan ciertas composiciones y estructuras florísticas diferenciadas. Rodal de laurisilva con hegemonía de loros: Laurus novocanariensis.
La flora de la laurisilva destaca por su elevado número de endemismos. La bicacarera Canaria canariensis, vive exclusivamente en las islas occidentales de Canarias, en localizaciones húmedas y sombrías. Se trata de una enredadera de la familia de las Campanuláceas o campanillas, cuyos frutos, denominados bicácaros, se consumían por los primeros pobladores del archipiélago. Se creen que sus flores son polinizadas por un ave forestal, el mosquiterio canario.
Los helechos cubren grandes extensiones en el sotobosque umbroso de la laurisilva. Fijaos en las frondes gigantes de la píjara Woodwardia radicans, un helecho relicto paleotropical que se cría en los acantilados rocosos del Barranco del Agua.
Otros helechos son más recatados y discretos. Es el caso de la tostonera Adiantum reniforme. Distinguible por sus tiernas hojas con forma de riñón. Habita en los muros de roca por donde rezuma el agua.
Como en toda buena selva que se precie, el estrato lianoide no podía faltar. La Yedra de Canarias Hedera canariensis es otro endemismo único de este archipiélago insular. Su papel ecológico resulta trascendental, pues conecta los diferentes estratos verticales que se escalonan en el interior del bosque, comunicando el suelo con la copa de los árboles.
Entre los numerosos árboles perennifolios, destacar el omnipresente viñatigo Persea indica, pariente del aguacate. Diferenciable porque en cualquier época del año suele presentar algunas hojas marchitas de color rojo o anaranjado, bien en las ramas o en el suelo recién caídas.
El til o tile Ocotea foetens, da nombre a este bosque. En el paraje de La Fajana, el til forma bosquetes con ejemplares de talla elevada, con portentosos troncos muy robustos y columnares. Este árbol prefiere las estaciones húmedas del fondo de los barrancos. Su madera ha sido muy valorada para construcción, pero en fresco desprende un olor desagradable, de ahí le viene el calificativo de “foetens”. El legendario Garoe de la isla de El Hierro parece ser que hacía referencia a un til, venerado por los indígenas como Árbol del Agua (LEER HISTORIA).
La hoja del til se distingue del resto de la vegetación lauroide ya que presenta unos domacios o estructuras gladulares en las axilas de los nervios secundarios. Las encontramos visiblemente marcadas en el envés de la hoja, en la parte basal de la misma. Pueden apreciarse claramente en la fotografía adjunta.
El fayal-brezal es una formación de laurisilva más seca y densificada. Sus agentes principales son la faya canaria Morella faya (foto) y el brezo arbóreo Erica arborea. Marca la zona de transición entre la laurisilva húmeda y el pinar de montaña de pino canario, por encima de los 1.000 m de altura. La podemos ver presente a lo largo de todo el canal en la ruta de Marcos y Cordero, configurando un sugerente túnel vegetal.
En los niveles más elevados del barranco, el pino canario Pinus canariensis se adueña de los crestones y roques basálticos. En este cinturón de alturas, la nube del alisio pierde intensidad, resultando un ambiente mucho más seco y venteado que el que se experimenta en áreas inferiores. En la vertiente norte de las isla el pino canario escala hasta la cota de los 2.000 m.
Genéticamente, el pino canario, encuentra su pariente más cercano en las laderas meridionales del Himalaya. En Europa, los pinos con acículas reunidas en haces de tres, desaparecieron durante el Terciario.
INFORMACIÓN PRÁCTICA SOBRE LA RUTA
*Para realizar esta ruta, recomendamos emplear el servicio de Taxi hasta el edificio de la Casa del Monte. Se trata de vehículos todo terreno, pues el acceso hasta dicho punto se efectúa por una pista forestal en muy mal estado. Los taxis se cogen en el área de La Portada, al principio del parking del centro de visitantes de Los Tilos. Puede guardarse cola o bien reservar con antelación el desplazamiento, cosa que también aconsejamos si no se quiere esperar turno, pues en temporada alta suele haber bastante demanda y las furgonetas solo tienen cabida para 8 personas. Además el traslado hasta el inicio del recorrido lleva cerca de una hora. El precio por persona es de 15 euros.
*Una vez en la Casa del Monte, podemos decidir si realizar el sendero al completo, de manera lineal, hasta regresar al parquing de Los Tilos, o bien ir hasta el Naciente de Cordero y retornar sobre nuestros pasos, para tomar de nuevo un taxi que suba a otro grupo. Nosotros elegimos la primera opción o ruta clásica, que nos lleva hasta el último naciente y desciende después por el Barranco del Agua. Salen unos 13 kilómetros con unos 200 metros de desnivel positivo y otros 1000 metros de desnivel negativo, lo que nos sugiere que la bajada es larga y pronunciada. Tiempo estimado para acometer tranquilamente el recorrido, unas 5 horas. La ida y vuelta por el canal son unos 11 kilómetros, si preferimos la otra alternativa. Otra ruta más larga (PR LP 06), sale del municipio de Los Sauces y acaba en el área de visitantes de Los Tilos, cubriendo 24,5 kilómetros, con unos 1.200 metros de desnivel positivos.
Si decidimos hacer la ruta clásica, el descenso por el desfiladero del Barranco del Agua nos trasladará a la época de los dinosaurios. Sitio salvaje y sobrecogedor.
*El sendero en sí no entraña riesgo alguno, pero han de tenerse en cuenta algunos tramos con precipicios expuestos. Atención también a la caída de rocas desde las partes superiores y a los pasos que vadean barrancos y torrenteras secas, especialmente en el supuesto de que se produzca un aguacero tormentoso de manera repentina. Indicaros que, por estas circunstancias, siempre sería preferible efectuar la ruta acompañados por alguien, prestando atención al resto de grupos que también se encuentran realizando dicho recorrido.
Espectaculares vistas sobre el abismo desde el Sendero del Canal.
*Durante el tramo del canal, se atraviesan 13 túneles sin iluminación artificial. El más largo tiene unos 350 metros de lo longitud, así que conviene echar una pequeña linterna frontal en la mochila ¡¡Cuidado con los golpes en la cabeza!! a los que somos altos nos toca caminar encorvados por el interior de estas lóbregas galerías. En el túnel número 12, hay caminar sobre una corriente de agua durante un breve tiempo, de escasa profundidad, pasando a la vez por debajo de unas cortinas de agua. Un chubasquero o ropa de recambio no vendría tampoco mal en este caso, sobre todo si el tiempo en el exterior es fresco.
Aventura asegurada ¡¡A por los 13 túneles!!
Impresionante sendero. Cada rincón es enigmático.
Claustrofóbicos ¡¡Al loro!!
¡¡Oh!! ¡¡Por allí tenemos que cruzar!!
Ventana natural desde el interior de una de las galerías.
*El sendero se encuentra señalizado bajo la categoría de PR o Pequeño Recorrido. Como de costumbre, las marcas blancas y amarillas aparecen aquí y allá, difusas en algunos tramos, mejor marcadas en otros… La huella o caja de la senda es visible en todo el recorrido, salvo en una sección del Barranco del Agua, donde toca caminar sobre el lecho seco del río, sorteando algunos bolos o rocas de gran tamaño.
El sendero está señalizado bajo la categoría de PR o Pequeño Recorrido. Seguimos las marcas blancas y amarillas en todo momento.
Pequeños destrepes por el interior del Barranco del Agua.
¿QUÉ OBSERVAR DURANTE LA RUTA? Las diversas infraestructuras hidráulicas como bienes de interés cultural ligados al aprovechamiento secular de los recursos naturales de la Isla de La Palma. Los helechos gigantes que tapizan las paredes del Barranco del Agua. Obligatorio asomarse al Mirador del Espigón Atravesado, desde donde se puede admirar la sobrecogedora extensión que cubre el monteverde de laurisilva. Finalizando el recorrido, contempla los majestuosos bosquetes de tiles que se propagan por el entorno de La Fajana. Una vez en el parking, podremos acercarnos hasta el Centro de Visitantes y ver sus exposiciones. Al lado, tenéis la Cascada de Los Tilos. A pesar de su artificialidad, el sitio resulta espectacular. Para terminar, podéis ir hasta la pequeña villa de San Andrés, que nos ofrece una estupenda muestra de la arquitectura típica palmera, con su iglesia y plaza mantenidas en un magnifico estado de conservación.
Sensacional bosque de laurisilva, bajo laureles y tiles. En la Reserva de La Biosfera de Los Tilos, paraje de La Fajana.
Iglesia y plaza ajardinada de San Andrés. Patrimonio arquitectónico en la Isla de La Palma. En los alrededores de la misma plaza existen varios restaurantes y bares donde pueden degustarse los platos típicos de la isla.
Desde el Mirador del Espigón Atravesado. Observando a las pardelas cenicientas sobrevolar la exuberante bóveda arbórea del Monte Verde canario ¡Nos vemos en la próxima!
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ALGUNAS FUENTES CONSULTADAS
-http://www.senderosdelapalma.es/
-http://monsecca.blogspot.com/2015/05/nacientes-de-marcos-y-cordero-san.html
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