Unas cómodas y apetecibles excursiones que, adaptándose a estas alturas de la temporada, se las brindaríamos a la botánica taxonómica, es decir, a la botánica sistemática que se encarga de identificar, describir y clasificar las especies vegetales que conviven en nuestro entorno. Un territorio en el que la mayor parte de las plantas que existen ya se encuentran delimitadas por los especialistas botánicos, pero, ¿a quién no le pica la curiosidad cuando sale al campo a pasear y se tropieza con una llamativa florecilla en plena exuberancia primaveral? La vemos una vez, luego otra y otra más. Hasta que su delicada presencia nos resulta casi familiar -y, ¿de qué se tratará?-. Rápidamente, allá por donde pisamos, nos acostumbramos pronto a su grata presencia y muda compañía; en las praderas, en las cunetas, en los linderos y sotos boscosos, entre malezas y matorrales, a la vera de los márgenes fluviales, colonizando los baldíos agrícolas…Sin obligación, vamos atendiendo a un insinuante compendio de especializados tonos cromáticos, de perfilados diseños morfológicos, de excitantes fragancias florales,…Conceptos que se plasman y correlacionan instintivamente poco a poco en nuestra memoria. Quizá no nos hayamos percatado, pero la mayor parte del trabajo que requiere la caracterización de una especie ya ha sido realizado por nuestra cuenta, sin ayuda ¡Y sin abrir un sólo libro! Fácil, ¿verdad?. Siempre es más práctico cuando efectuamos la observación desde una perspectiva útil de aprendizaje. O lo que es lo mismo, prestando un pizca de atención hacia ese vasto microcosmos de Vida y Naturaleza que nos rodea.
Aunque la terminología pueda resultar algo ardua para los profanos, si deseamos profundizar en el conocimiento y estudio de las plantas silvestres, es imprescindible que las palabras más técnicas vayan resonando poco a poco en nuestras cabezas. Con paciencia y humildad. Los inicios en cualquier campo de la ciencia suelen resultar, en su mayoría, azarosos y desconcertantes. Paso a paso. Así que, por muy desconocida o enrevesada que pueda resultar la pronunciación de la nomenclatura botánica, procuraremos hacer lo posible para que las expresiones más doctas sean claras y accesibles para todos, eso sí, respetando en todo momento el propio rigor científico de las mismas.
Para hacerlo más fácil y abordable, la experiencia práctica de campo se convierte en una herramienta idónea que nos permite efectuar una sencilla aproximación hacia ese mundo de la botánica que se nos antoja más cercano y popular, de una forma didáctica a la vez que experimental. Porque, a veces, basta con una nimia toma de contacto para lograr comunicarnos factiblemnete con ése extraño medio ambiente que nos circunda. De este modo, así sería posible asimilar las agradables sensaciones que podría brindarnos la vegetación de un entorno adyacente, a través de la experimentación sensorial. Por ejemplo: ver, tocar, oler, degustar y hasta poder escuchar todo lo que nos “cuentan” las plantas…
Así, para empezar, nos decidimos a conocer algo más sobre una familia botánica muy particular y atractiva: las orquídeas. Una emocionante visita guiada con el fin de aprender a identificar y clasificar las diversas especies silvestres que pueblan los espacios naturales más sobresalientes de la Sierra de La Demanda riojana. Pues son muchas las orquídeas que encuentran cobijo adecuado entre los abundantes matorrales, pastos y bosques que embellecen la comarca del Alto Oja. Seguid leyendo y os sorprenderéis…
Las pequeñas orquídeas ibéricas suelen pasar desapercibidas entre el resto de la vegetación donde suelen crecer. Basta con apreciar algunos detalles, sobre su peculiar morfología o especializada forma de vida, para que estas insignificantes plantitas consigan acaparar por completo nuestra máxima atención. En la imagen, grupo de preciosas abejeras Ophrys ficalhoana prosperando sobre la hierba de un pastizal de montaña.
Sobre orquidáceas existen numerosos libros y estudios publicados. La mayor parte de las especies conocidas viven en los países de ámbito selvático. Suelen ser grandes y de vistosos colores. En la Europa Atlántica y Cuenca Mediterránea existe una importante variedad de especies, pero a menudo todas ellas presentan unas proporciones mucho más reducidas que las ostentan sus lejanos parientes tropicales. Se han especializado en colonizar una amplia gama de medios naturales o seminaturales, alterados en gran medida por la actividad reciente del hombre, a través de sus prácticas agropecuarias tradicionales. Su increíble adaptabilidad a la polinización entomófila (vía insectos) ha favorecido el desarrollo de una sorprendente escala de respuestas a nivel evolutivo, en cuanto a formas, colores y, en menor medida, aromas atrayentes se refiere, todos ellos altamente especializados. Ingeniosas soluciones biológicas que llaman poderosamente nuestra atención.
Ezcaray presenta un clima de media montaña mediterráneo con una marcada influencia oceánica. Sus suelos se desarrollan sobre distintos tipos de rocas metamórficas y sedimentarias, con edades bien diferenciadas a lo largo de toda la serie geológica que caracteriza a esta parte del Sistema Ibérico Norte. Estos factores han provocado que la diversidad de especies de orquídeas en la comarca del Alto Oja sea una de las más elevadas para la Península Ibérica, con cerca de unas 40-45 especies (según taxónomos) clasificadas en un área geográfica de escasa extensión. Lo que la ha convertido en un lugar de referencia para muchos especialistas tanto en el ámbito nacional como europeo. Tal afirmación, puede corroborarse a partir de unos mapas biogeográficos sobre corología o distribución por géneros que se ilustran la web de Orquídea ibéricas.
Las orquídeas del Alto Oja se agrupan en función de tres tipos de hábitats fundamentales: matorral de degradación, praderas y bosques. Dentro de éstos, se podrían definir cantidad de situaciones intermedias, de lo más variado: tomillares y aulagares secos sobre calizas jurásicas, prebrezales con enebros sobre dolomías cámbricas, sotobosques eutróficos asentados sobre conglomerados terciarios, bosques abiertos y antiguas dehesas, pastizales encharcados, turberas y manantíos de montaña, y un largo etcétera…
Hábitat: matorral-tomillar. Campos Blancos, Ezcaray.
Hábitat: praderas calizas de montaña. Anguta, Valgañón.
Hábitat: bosque aclarado de quejigos. Monte San Quílez, Ojacastro.
Las primeras flores que eclosionan son aquellas que habitan en las zonas basales más termófilas y caldeadas. Espacios secos y soleados integrados por varios tipos de matorral bajo, preferentemente sobre suelos calizos pedregosos y algo degradados. Luego continúan las de prados mesófilos (húmedos y templados), para finalizar con las que emergen en el interior de los bosques frescos, en áreas elevadas.
El mes de abril es el más adecuado para observar especies precoces que viven ligadas a los hábitats de garriga o matorral aclarado de ámbito mediterráneo. Este tipo de localizaciones son relativamente frecuentes en las áreas bajas de los montes de Ezcaray, Valgañón, Zorraquín, Ojacastro o Santurde, tratándose de terrenos degradados o alterados, pertenecientes al antiguo bosque autóctono de quejigos o encinas, específico del piedemonte de la sierra. Hoy en día, en estos lugares apenas aparecen árboles y si alguno llega a sobrevivir, entonces se nos muestra de manera aislada o formando pequeños bosquetes enmarañados. En esta clase de espacios, el arbolado se ha visto sustituido por una formación de matorral dominada por la presencia de aulagas (Genista scorpius) y tomillos (Thymus vulgaris), especies que en su día se vieron favorecidas por las antiguas prácticas de pastoreo extensivo, auspiciadas por el ramoneo constate de ovejas y cabras. El resultado ha sido la configuración de un hábitat de especial interés no solo para las orquídeas, sino para otras muchas especies de plantas cuyas poblaciones han evolucionado a partir de los mencionados métodos de explotación secular (hombre-medio-paisaje). Una buena parte de las orquídeas que habitan en los valles del Oja son exclusivas de este tipo de entornos, designados seminaturales o antropizados. Pasemos pues a conocerlas:
La abejera amarilla u Ophrys lutea, ostenta un labelo o pétalo central cuyo borde se tiñe de un vistoso color amarillo. Este labelo o labelum, resulta de un pétalo modificado que hace las veces de plataforma de aterrizaje para atraer a los insectos polinizadores.
En el espejo de Venus u Ophrys speculum, observamos uno de los mayores grados de perfeccionamiento en lo que respecta a la imitación del insecto polinizador. La mácula azul violácea del labelo es especialmente visible en el canal ultravioleta de los heminópteros que la fecundan. Si os fijáis bien, los lóbulos laterales del labelo reproducen las alas de una abeja incluso, afinando más, podemos llegar a distinguir unos pseudoojos en la parte superior del mismo. El recubrimiento velloso tiene una función táctil estimulante. Ésta es una orquídea de tendencias termófilas, amiga de las temperaturas suaves sin fríos extremos. Forma poblaciones laxas en tomillares bajos, acompañando al lastón (Brachypodium retusum) y al hinojo de perro (Bupleurum frutiscescens).
La orquídea de La Pasión u Ophrys passionis se caracteriza por su labelo oscuro recubierto de un tomento rojizo. Tiene una morfología convexa y más o menos redondeada, con una distintiva mácula o mancha gris brillante en forma de “H”. O.passionis es considerada una subespecie o raza geográfica de las más común O. sphegodes. Su etimología hace referencia al momento propio de su floración, durante la festividad de La Pascua. En nuestra zona O. sphegodes es un poco más tardía.
O. vasconica aparece en medios más húmedos, sobre praderas frescas. Se identifica por su labelo trilobulado así como por su mácula vinosa ribeteada por un línea blanca con forma de “W”. En esta especie la superficie pelosa o hirsuta está claramente definida. Es de un color blanco lilacino, muy evidente. Como ocurría con la anterior, O. vasconica pertenece a un complejo taxonómico en el que se incluye la más frecuente y estudiada O. dyris. En el caso de O. vasconica, se trataría de una población específica que se distribuye de manera natural a lo largo del suroeste francés y norte de la península ibérica.
Esta otra abejera es la Ophrys tenthredinifera (var. ficalhoana) y, como podéis apreciar, su aspecto es extremadamente parecido al de una abeja solitaria (Eucera sp.) Los sépalos rosas son muy llamativos. Guardan una forma más o menos redondeada. Los mismos, se disponen a modo de cruz, sobre el labelo y los otros dos pétalos (muy reducidos y en color rosa también).
O. tenthredinifera presenta un labelo de contorno cuadrangular rematado por un borde pubescente. En este caso, os muestro una flor más descolorida.
Del género Ophrys pasamos a Orchis. La orquídea dama o satirión manchado Orchis purpurea es una de las plantas silvestres más espectaculares de nuestra flora, por su robustez y portentosa floración.
El labelo de la “lady orchid”, como también es conocida por los británicos, guarda una forma antropomorfa. Sus cuatro lóbulos se parecen a las extremidades de una dama ataviada con largo vestido blanco. En muchas Orchis, los sépalos y pétalos se solapan formando un casco característico. Las pequeñas máculas purpúreo-pelosas tienen una función sensorial táctil, para incitar a los insectos una vez posados sobre la flor.
O. mascula es una de las especies de orquídeas más abundantes en el valle del Alto Oja. Presenta una ecología muy plástica, ya que puede criarse en gran variedad de medios. Desde pastizales frescos y herbosos, hasta bosques claros, pasando por áreas secas de matorral bajo. En la imagen podemos contemplar una impresionante población constituida por varios cientos de plantas.
Hábitat característico para las orquídeas configurado por un aulagar y tomillar calizo en el valle del Alto Oja.
Andaduras tras la prospección de hábitats. Descenso desde los cerros margosos y arcillosos del Medio Oja.
Las vistas,…¡inmejorables! Pico San Lorenzo refugiando las últimas nieves del invierno.
Tradicional foto de grupo tras compartir una estupenda mañana de orquídeas con Silvestres Ezcaray.
Angel Mar says
Buenas fotografías y comentarios. Saludos
Juan José says
Muchísimas gracias Ángel. No conocía tus publicaciones sobre orquídeas, ni tampoco el blog. Sin duda tienes un trabajo de referencia. De lo más completo que he visitado sobre este grupo de plantas. Felicidades.