Creo que después de este prodigioso otoño que se nos termina, tendremos rato de sobra para conversar larga y tendidamente sobre setas, monte y mil peripecias más. Otra inolvidable temporada otoñal para recordar. Sí señor, pero con algunos vaivenes en lo que al ámbito meteorológico se refiere… De repente muy húmedo, de repente muy seco… Aún así, lo cierto es que no podemos quejarnos después de la mala racha que llevábamos acarreando desde hace años, pues creo que el pasado mes de octubre casi todo el mundo llegó a disfrutar del gratificante afán que supone ver y recolectar setas en abundancia proliferando en su medio natural. Sin excepción alguna. Incluyendo buenas y malas. Ya que al final, para los seteros más románticos, todas las especies guardan un interés muy particular y también sentimental. Cuestión de gustos y preferencias.
Naturalmente es posible que los resultados obtenidos en este punto geográfico, localizado a 1.000 m de altura bajo una orientación determinada, tengan poco que ver con lo que sucede en cotas más altas próximas a los 2.000 m, pues tanto las precipitaciones como las temperaturas, en muchos casos, suelen repartirse de una manera un tanto irregular y aleatoria durante esta época del año (tormentas aisladas, inversiones térmicas, heladas repentinas, exposición e influencia del viento…). Sirvan pues como una mera observación orientativa, pero de gran relevancia a la hora de advertir apreciables contrastes interanuales.
Llevando a cabo un estudio más detallado, y con esto acabo, podemos ver como en un breve periodo de tiempo de apenas 15-20 días, una adecuada evolución de las precipitaciones y temperaturas puede influir decisivamente en la floración masiva de setas, tanto en cantidad como en diversidad de especies emergentes.
rP (l/m2) rTm (ºC) Producción estimada
- 1-15/09 14,5 18,9 Baja
- 16-30/09 66,0 14,6 Media
- 1-15/10 24,1 13,5 Media-Alta
- 16-31/10 0,1 15,6 Alta ??
Interpretando está sencilla tabla, podemos considerar como a partir de la segunda quincena de septiembre el brote de setas comienza a ser abundante, especialmente tras experimentarse un aumento notable en las precipitaciones seguido de un descenso de 4ºC en las temperaturas medias. Rasgos innegables del consabido choque térmico que tanto gusta y estimula a la reproducción de los micelios fúngicos subterráneos.
Como ingredientes climatológicos fundamentales que estimulan una óptima producción de setas podemos señalar:
Una precipitación superior a los 60-80 l/m2, bien repartida, que a su vez se vea acompañada de un descenso térmico sustancial tras el cual la temperatura media de los próximos 15-20 días se mantenga cercana a los 15ºC.
Pholiota squarrosa vive descomponiendo los restos de la madera de árboles planifolios. Aquí suele observarse en los hayedos de montaña. Se caracteriza por las prominentes escamas que recubren el sombrero y pie de la seta. A diferencia de otras Pholiota, toda la superficie de esta especie es completamente seca y no viscosa.
Cortinarius alboviolaceus habita asociándose al haya. Es un cortinario que se identifica bien gracias a su cubierta seríceo-lanosa. Su tejido se conforma por multitud de fibrillas velludas, blanco-plateadas, asentándose sobre un fondo lila pálido. En los ejemplares jóvenes se observa claramente el velo o cortina que protege las laminillas en la primera fase de desarrollo de este género de setas.
El Cortinarius orellanus se considera tóxico mortal. La orellanina es el principio activo que causa el envenenamiento. Sus síntomas se manifiestan tardíamente, a los 2-3 días de la ingestión. Tras padecer un cuadro patológico agudo, la defunción se produce por insuficiencia renal. En nuestro entorno esta especie es muy rara. Los especímenes se recolectaron para la Exposición Micológica de Ezcaray y se encontraron en un bosque mixto de hayas y robles en término de Ojacastro.
Aquí os muestro otro pequeño Cortinarius ligeramente tóxico. En este caso exponemos un Cortinarius cinnamomeus, típico por sus láminas naranja azafranadas. Vive en bosque de coníferas. La imagen fue tomada bajo abeto rojo (Picea abies), en una plantación artificial de unos 30 años de antigüedad.
Conjunto de Rocites caperata en la que destacamos su anillo persistente además de su sombrero con cutícula arrugada y pruinosa. Vive en todo tipo de bosques y es comestible. Actualmente ha pasado a denominarse Cortinarius caperatus.
Mycena pelianthyna es muy frecuente en nuestros hayedos. Es un hongo saprófito-folícola, que vive sobre restos de hojas en descomposición. El brillo del flash de mi cámara ha resaltado el color oscuro de la arista laminar, contrastando sobre el fondo lila del resto del tejido de las láminas.
El exoperidio del Lycoperdon mammaeforme se desprende en pequeñas escamas algodonosas muy características. Es una especie de bosque. Escasa y localizada.
Rugosomyces onychinus, una de las especies más raras que se presentaron este año en la Exposición Micológica de Ezcaray. Es un hongo de reducido tamaño. Se clasifica fácilmente por el color vinoso que presentan el sombrero y pie, y que a su vez contrasta fuertemente con el amarillo dorado de las láminas. Esta seta se recogió en el talud musgoso de un bosque de abeto rojo. No tiene ningún interés culinario. Especie a proteger.
Este delicado Hygrocybe puede confundirse a primera vista con una especie del género Mycena. Se identifica bien por sus láminas ampliamente decurrentes y arqueadas. Toda la superficie de Hygrocybe unginosa es muy viscosa, en especial el pie. Vive en lindes y claros de bosque, en aquellas zonas que guardan mucha humedad. Por la escasez de su carne, carece de interés culinario.
La antiguamente denominada Hygrocybe pratensis se considera una especie típica de praderas y linderos de bosque, como bien indica su etimología latina. Su carne robusta y de textura suave, hace que se convierta en un de las pocas Hygrocybe proclives a ser aprovechadas de forma culinaria. Presenta un sabor muy agradable y delicado. Como una buena parte de sus congéneres suele marcar la llegada del invierno. En la bibliografía moderna se cita bajo el nombre de Camarophyllus pratensis.
Hygrocybe colemanniana es otra de las setas que se dejan ver poco por los alrededores del Alto Oja. La foto fue tomana en el claro de un bosque de roble quejigo (Quercus faginea), sobre suelo calizo. Como rasgos distintivos podemos hacer alusión a la viscosidad del sombrero y su tonalidad marrón, rara entre el resto de Hygrocybes, pues en su gran mayoría reinan los colores amarillos, naranjas y rojos. El mamelón cónico del centro del sombrero destaca mucho cuando este hongo es joven.
El higróforo de los poetas Hygrophorus poetarum es una seta robusta y muy compacta, apta para el consumo humano según cita la bibliografía fúngica. Es carnosa, de textura fina y ligeramente aromática. No hay tradición que apunte a su recolecta pues se trata de un hongo que aparece con poco frecuencia. Siempre bajo hayas, sobre suelos profundos y ricos en materia orgánica.
Hygrophorus lindtneri es muy común en nuestros hayedos y bosques mixtos de avellanos. Sobre suelos fértiles y profundos, formando pequeños grupos. Se clasifica por el disco anaranjado que aparece dibujado en el centro del sombrero y por sus láminas decurrentes de tonalidad cárnea. Se considera comestible poco apreciado.
La amanita pantera o Amanita pantherina es el doble de la más habitual Amanita muscaria. Como podéis observar, pueden separarse rápidamente por el color de la cutícula o piel del sombrero, marrón en una y rojo en la otra. Vive principalmente bajo robles y hayas, y algunos años resulta en especial muy abundante. Los componentes tóxicos de ambas especies son bastante parecidos, pero sí se sabe que su concentración es mucho mayor en A. pantherina ¡Mucho ojo! No confundirla con otras especies comestibles como Amanita rubescens o A. spissa. En ninguna de ellas el borde del sombrero se muestra estriado a medida que la seta se va abriendo.
Esta hermosa seta blanca es una de las especies más peligrosas que existen, debido al alto grado de confusión que se da al compararla con otros hongos tradicionalmente comestibles. Por favor seteros, no confundir Entoloma lividum ni con pardillas (Clitocybe nebularis), no con perretxicos (Calocybe gambosa). La gente entendida rara vez llega a confundirlas pero, me gustaría reiterar, mucho cuidado a los inexpertos ávidos por consumir su primera ración de setas silvestres. Entoloma lividum tiene las láminas mucho más separadas, de un color más amarillento al principio. Tampoco llegan a ser decurrentes ni arqueadas. El aroma harinoso, que también lo tiene, no alcanza a ser tan intenso como el del perretxico. Y por último. Su atributo más destacable; la coloración rosa de la esporada. Tonalidad que comienza a atisbarse nada más que el carpóforo empieza a madurar, como en el ejemplo de la seta inferior que vemos en la fotografía. A pesar de todo, la “seta engañosa” termina siendo casi todos los años la responsable del mayor número de intoxicaciones atribuidas al consumo de hongos silvestres. Afortunadamente su ingestión no resulta letal.
Tricholoma sejunctum vive en bosques termófilos y arcillosos de robles y hayas. El color del sombrero nos recuerda rápidamente a la mortal Amanita phalloides. Pero si os fijáis bien, la seta que nos ocupa carece del anillo y volva característicos de las Amanitas. Cuando se roza, la carne del pie toma una coloración amarillenta. El sabor amargo de su carne la hace desaconsejable para el consumo humano.
Tricholoma ustaloides aparece formando grandes grupos en los robledales de suelo arcilloso. Tampoco es comestible dado su sabor amargo. Presenta un sombrero marrón rojizo, a menudo muy brillante y viscoso. También llama la atención el evidente contraste de la zona alta del pie, de coloración blanco puro como las láminas. Tiene un doble en los hayedos, el Tricholoma ustale, de láminas cárneas y con la zona anular del pie mucho menos definida.
He aquí un nuevo hallazgo para la micoflora del valle del Oja. Se trata del Tricholoma bresadolanum, habitual de los bosques termófilos de fagáceas sobre suelos arcilloso-calcáreos. Se tipifica por la superficie escamosa que recubre tanto el pie como el sombrero. El borde laminar se encuentra teñido de color oscuro, como en T. sciodes. No es una seta comestible, debido a su amargor. Especie a proteger dada su rareza. La recolecta se efectuó en bosque mixto de hayas y robles, en término de Ojacastro.
Lactarius acerrimus con sus láminas visiblemente anastomosadas, es decir, bifurcadas o entrecruzadas. Vive en bosques de planifolios sobre suelos calizos. Es común bajo quejigos y encinas. No se puede comer por ser extremadamente picante.
Al Hydnum rufescens se le conoce también por el nombre vulgar de lengua de vaca roja. Como podéis apreciar en la imagen, la parte fértil que reproduce la esporas de esta seta, está compuesta por pequeños aguijones carnosos que se desprenden al tacto. El aspecto recuerda al de la lengua de vaca que se vende en las carnicerías. Se distingue del más conocido Hydnum repandum por su porte más esbelto y reducido y por su color anaranjado. Vive en todo tipo de bosques, aunque en nuestro ámbito prefiere los hayedos ácidos de montaña. Es un comestible apreciado aunque los ejemplares muy desarrollados suelen amargar un poco.
Qué aficionado al mundo de las setas o a la culinaria no ha oído hablar de la exquisita trompeta de los muertos. No os dejéis asustar por el tenebroso aspecto que presenta el Craterellus cornucopioides o cuerno de la abundancia, pues es un excelente hongo comestible. Otrora, en los hayedos del Alto Oja esta seta llegó a ser abundantísima, creciendo por doquier en los rodales más umbríos y húmedos tapizados por brezos y musgos. Su fructificación se ha enrarecido mucho en los últimos años, debido al predominio de otoños secos y fríos. Noviembre es sus época ideal, aunque también suele emerger con las tormentas veraniegas del mes de julio.
Stereum insignitum es un pequeño hongo yesquero que vive formando grandes colonias adheridas a la madera muerta de haya. Especie muy decorativa y fotogénica, gracias a la combinación de sus vivos colores amarillentos, naranjas y rojizos.
En nuestro entorno resulta extraño el poder observar setas de colores tan verdosos. Microglossum viride es una especie muy rara en nuestra comarca forestal. Es posible que sea la primera vez que se fotografía. Vive en bosques húmedos y musgosos, a menudo en compañía de Leotia lubrica, especie con la que comparte hábitat. Una de las citas más interesantes de esta temporada, sin lugar a duda.
Otro pequeño y raro Ascomyceto, propio de árboles caducifolios. En Leotia lubrica resulta curioso su sombrero redondeado, así como el velo viscoso que protege la zona fértil que, a su vez, carece de estructuras laminares. Muy localizado, creciendo algunos años sobre suelos musgos de hayedos.
Helvella elastica se desarrolla en bosques durante el otoño. El sombrero de las especies de este género se denomina “mitra” y, en muchos casos, presenta un morfología típica de silla de montar a caballo. Como bien indica su nombre científico, la carne de este hongo resulta flexible y tenaz.
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